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monorojo

El deseo de un Fulano...

deseo

Que se vaya de una vez esta sensación horrible, este invierno cruel. Que se vayan estas ganas espantosas de querer llorar con todo el cuerpo, que se desate este nudo enorme de garganta que tanto tenemos que cargar. Que vuelvan los acordes en mayor, los firuletes y los caracoles, los libros y los caramelos, las cosquillas y los sueños. Que se detengan las bombas por inútiles. Que los colores tomen cuerpo. Que aliviemos, en un hermoso beso, el dolor dolido de la tierra. Que no queden encimas ni debajos. Que las alas se sequen y se pongan fuertes otra vez. Que se hagan a un lado los prejuicios, las quejas, las viejas, las rejas. Que las cejas no vuelvan a fruncirse sin motivo. Que los relojes se queden mudos. Que el asombro se enseñe en las escuelas, junto con encontrar formas en nubes y sentir el viento en la cara. Que el odio desaparezca por falta de uso. Que se inunden de música los cementerios y que los rayos de sol vacíen los hospitales de dolor. Que enmudezcan los truenos y los diarios se vuelvan totalmente blancos. Que el tacto le gane a la vista y sea necesario acariciarnos en vez de observarnos. Que vuelen los que añoran volar, que naden los que necesiten nadar, que caminen los quieren soñar. Que podamos descubrir el silencio sin temerle. Que las palabras cambien de sentido como las calles y que nos conduzcan a mejores lugares. Que llueva un poco para poder hacer barquitos de papel y también para extrañar el celeste del cielo. Que el tiempo pase para atrás, que nazcamos moribundos, le agarremos el gustito a la vida y terminemos muriendo en el amor de nuestros padres. Que desaparezca el mundo entero y no quede absolutamente nada entre vos y yo.

este texticulo nos lo prestó: Fulano

 

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Estampar un mazo
setecientas veces
entre los faros de tu
 último modelo me A.C.
sentir mucho mejor
aunque sólo C.A. literatura


ROT
Si, siempre carga ese fierro, “por si acaso”, dice, dando a entender que es para defenderse, la verdad es que ella nunca esperó en verdad darle ese uso, pero por ese entonces no hacía mucho que yo la conocía, y me sorprendí cuando supe para que lo usaba en realidad, -“esta morra se toma las cosas muy en serio”, -pensaba yo.

Esa ocasión fue la primera,  era de noche e íbamos en la cleta, acababa de pasar por ella para ir a una fiesta a unas cuadras de su casa, la traía en los diablitos. Rebasé un camión de coca que iba a estacionarse, y dando la vuelta en la esquina se bajó de un brinco haciéndome seña de que la esperara. Se asomó hacia la calle por la que veníamos y empezó a caminar. Regresé un poco para asomarme y ver que hacía pero no alcancé a ver dónde se metió. No tardó mucho, salió de atrás del camión estacionado que habíamos rebasado, regresó con paso rápido y al llegar a la esquina donde yo estaba, echó a correr, “¡pícale pícale!” me dijo, venía cagándose de la risa, “¿que pedo?” pregunté y eché a correr detrás de ella, la alcancé y se trepó de nuevo a los diablos.

Ya en la fiesta de su amiga, tomando unas cervezas con sus cuates  y entre risas le pregunté “¿y qué hacías atrás del camión Lilith?”, ella y sus amig@s se cagaron de risa, “le picó las llantas” dijo Lourdes, una de sus amigas, y todos rieron de nuevo…